¿Quién no se ha encontrado en un restaurante incapaz de decidirse entre comer carne, pescado, o pasta? La elección – que para algunos innovadores es sólo una ficción- refleja nuestra capacidad para alinear nuestras necesidades y deseos con nuestras expectativas. Es un proceso mediante el cual intentamos deducir el mejor comportamiento de diversas opciones.
A veces el intríngulis de la elección puede convertirse en una fuente de estrés, eligiendo la alternativa “A” implica que abandonamos la alternativa “B”.
Conversando con mis clientes he aprendido de sus vastas experiencias ya que muchos de ellos han tenido grandes dudas al momento de tomar decisiones en situaciones muy delicadas, cito algunas de ellas:
- ¿Qué hacer? Seguir viviendo en Madrid siguiendo en el “paro” o empezar de cero una nueva vida en Londres o Copenague.
- Tras muchos años en el extranjero: ¿Vivir como inmigrante o volver a su país?
- Aburrido de lo mismo: ¿se debería dejar un puesto de trabajo seguro y rutinario para buscar otro? Y sí al encontrarlo ¿en verdad eso era lo que se buscaba?
- Estar enamorado de Mateo, pero morirse por los huesos de Carlos, ¿qué decidir?
- Estudiar ese inspirador master en Arqueología o hacer algo mas adaptado a la “realidad”, con más “supuesta” salida económica, tal como un máster en Gestion de Personas y Recursos Humanos.
La indecisión que revela una elección difícil puede derivar en el estancamiento personal y en la sensación de vulnerabilidad respecto a lo que podemos controlar en nuestra realidad.
A.Chang a dedicado parte de su vida a este tema, y para ella el problema no reside en la elección, sino en el erróneo proceso que usamos para evaluar dos opciones que tienen una enorme carga de estímulos. Cuando cada opción acarrea un harto número de consecuencias es como un tallo con casi infinitas ramas “que lo convierten en una nebulosa” impredictiva, no sólo sobre el futuro sino sobre si una u otra opción nos hará más o menos felices.
¿Cuantas veces se nos ha sugerido escribir los «pros y contras» o incluso «tirar una moneda» para averiguar como nos sentiríamos ante una u otra decisión? Ambas recomendaciones no son del todo descabelladas, pero en si mismas son poco eficientes. Por ejemplo ante la situación: “Estudiar un master de Arqueología o un master de Gestión de Empresas”.
Arqueología | Gestión de Empresas |
Me apasiona más, pero parece descabellado | No me apasiona tanto. |
Menor salida económico-laboral | Mayor salida económico-laboral |
Podría tener poca salida profesional. | Podría tener mayor salida profesional. |
¿Qué crees que elegiría la mayoría de la gente? ¡Correcto! Gestion de Empresas.
Ya lo dice A. Chang: Cuando las personas están ante una situación compremetida e/o innovadora no viven el proceso de la elección como una oportunidad para orientarles al éxito, sino como una situación compleja que puede desencadenar en fracaso. Entonces el proceso de elección se ve influenciado por el acto de evitar el riesgo a perder y ello nos conduce a la triste posición donde nos sentimos mejor si evitamos tantos cambios (Default position) como sean posibles.
¿Cómo resolver el problema de la elección? Schwartz & Reisberg han escrito libros sobre esto y nos aconsejan:
Primero: Saber si es que las 2 o 3 alternativas son iguales de buenas.
Volviendo al ejemplo de “estudiar Arqueología o Gestión de Empresas” si supiéramos que en ambas opciones el factor “encontrar trabajo” no será un problema, ¿seguiríamos en dudas? Si seguimos dudando entonces todas las opciones concretas son buenas. ¿Qué pasaría si mejoramos algunos rasgos tal como “los ingresos económicos”? por ejemplo trabajando en Gestion de Empresas ganaré un 25% más que como Arquélogo. Sí aún así ambos escenarios siguen teniendo el mismo peso, entonces quizás, las dos premisas son igual de buenas.
Segundo: Cambiar nuestro método de medida al hacer las comparaciones.
No podemos usar el mismo método de medición para dos cosas que necesitan ser enfocadas con diferentes perspectivas. Esto es, no podemos añadir números reales a valores que tienen diferente carga personal, tal como: Satisfacción personal, libertad, calidad de tiempo, entorno familiar, reconocimiento social, triunfo, reputación, expansión profesional, necesidad de tener una familia, etcétera. Todos ellos son constructos afecto/cognitivos que no es lo mismo kilos, litros o metros. Por eso es tan difícil decidir entre “Mateo y Carlos” o “entre una carrera u otra” ya que, aun escribiendo los «pros y los contras» y aún saliendo ganador Lorenzo como pareja y Gestión de Empresas como carrera, no nos convence del todo. Asumir que el mundo de lo cuantificable puede ser perfectamente comparado con el mundo de lo no cuantificable lleva o bien al error o bien a la mera manipulación del resultado.
Tercero: Ver el proceso de elección no como una posible situación de perdida sino como una oportunidad de éxito y desarrollo personal.
Ello evita que sumergamos nuestros sueños en la mera sensación de conformarnos con lo menos riesgoso o doloroso. Si escogemos a Mateo porque Carlos podría implicar más riesgo, lo que estamos haciendo es escoger lo que creemos (que por supuesto no implica en ningún caso que vaya a ser así) que nos podrá dañar menos (proceso por evitación de riesgo) y no lo que en verdad creemos que podría hacernos crecer y ser mas felices.
El hecho de no poder escoger entre dos decisiones nos puede llevar a “autoconvencernos” (racionalizar un riesgo, diciendo que Gestión de Empresas es una carrera menos descabellada que Arqueología) de que una decisión es más “sensata que la otra” o que “después de un tiempo nos daremos cuenta que seremos más felices haciendo lo que siempre hemos hecho y conocemos”. Ello es obvio, si tomamos la opción “A” sólo somos consciente de la vida que tendremos con dicha elección, pero nunca podremos saber lo que hemos dejado de ganar al no escoger la opción “B”.
Cuando creamos razónes para explicar decisiones, lo que hacemos es justificar nuestra realidad y no lo que en verdad somos. Sin querer vamos dejando que las alternativas moldeen nuestra personalidad y no seamos nosotros quienes nos autodirijimos.
El proceso de elección es hoy por hoy motivo de innovadores estudios que están revolucionando la psicología y la antropología. Las técnicas de toma de decisiones requieren un trabajo personalizado y serio. En Fent Psicologia y grupo Emfes Dinamarca estamos especializados en terapias holísticas y psicológicas. Nosotros trabajamos para que tú puedas conocerte aún mejor y para que conectes tus verdaderos valores (los que nacen de tu corazón) con tus verdaderos retos (los que te hacen suspirar y te llaman la atención) . Somos un entorno profesional enfocado en tu bienestar.
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